A mí hija María Claudia, militante de la UES, secuestrada durante "La noche de los lápices''.
Mano anónima aleve y asesina, con sólo tocarte ha intentado macular tu pureza, tu inocencia, por cierto, fracasando. Tu grandeza de alma es infinita. Tu generosidad, ilimitada.
Virtudes tales son inmaculables. La mano anónima, aleve y asesina, no ha podido mancharte por mas que lo intentara. Y esa pureza constituye tu triunfo. TU VICTORIA y su derrota. Has vencido, hija mía,
y tu victoria ha sido apocalíptica. Aunque tu estés ausente todavía yo te lloro y te admiro al mismo tiempo.
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