lunes, 13 de diciembre de 2010

IMPUNIDAD

Estaba la noche quieta
con un temblor de luceros,
el aire gime en las puertas
del pueblo que está durmiendo.
Grandes arpones de acero
protegidos tras la estrella,
desgarran peces pequeños.

En la sombra de la sombra
las comparsas se preparan
para explicarnos un cuento,
pero la cal deja huellas,
testigo blanco del tiempo.

Cuando los perros que guardan
no tienen coto ni dueño
se pasea la impunidad
con una estrella en el pecho,
no tienen ningún sentido
tenerlos guardando al pueblo.

La luna testigo mudo
quiere bajarse del cielo
para tocar en las puertas
y que se despierte el pueblo,
el pueblo no se despierta,
pues lleva siglos durmiendo.

Cuando las leyes permiten
poner trampas en el suelo,
tarde o temprano caerán
los mismos que las pusieron.
Cuando las leyes permiten
la injusta legalidad
la sangre joven se extiende
manchando la libertad.

Poner candados al viento,
nunca lo conseguirán.
El pueblo no es flor de tiesto
y aunque la puedan cortar
volverá a crecer de nuevo.
Morir ya es cosa triste pero
morir esposado,
quien te protege te mate
no existe mayor pecado.

En memoria de Lasa y Zabala, asesinados por la Guardia Civil.

Por Manuel Álvarez López
de su libro "El Guerrillero"

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